. La doctrina de los celtas
Los druidas dieron una doctrina basada en la inmortalidad, una visión del mundo en función de la Naturaleza, una mitología, un ceremonial, y unos ritos funerarios. En este largo camino se producía una serie de transmigraciones del alma, con la peculiaridad de que en uno de estos procesos podía llegar, al cuerpo de un hombre, una mujer o un animal. Esta idea sobre las metamorfosis aparece en varios cuentos y leyendas celtas; esto les proporcionó unas nociones muy valiosas en el conocimiento de la física y la astronomía, que aplicaron a sus calendarios.
El aprendizaje podía durar veinte años, en un proceso que cubría las etapas de preparación y aprendizaje. A lo largo de este tiempo el “aprendiz” era obligado a memorizar millares de versos, en los que se hallaba condensada toda la doctrina druídica.
El problema más delicado de la religión celta es ubicar los lugares de culto, pues no se pueden identificar con seguridad, aunque se conocen características de los lugares celtas de culto, que podían ser santuarios a cielo abierto en forma de recintos cuadrangulares, pilas de sacrificios, manantiales sagrados.
Conocemos ritos funerarios de inhumación e incineración; en las necrópolis se puede observar en todo el mundo céltico el progreso del rito de incineración; las necrópolis de inhumación se hacen más escasas, pero se siguen manteniendo en algunas regiones como demuestran importantes cementerios de fines del s. II a.C. y s. I. a.C. descubiertos en Ornovasso, cerca del lago Masquione, con santuarios del periodo final, de planta circular o cuadrangular, rodeada de una galería. Esta disposición se perpetuó en la Galia, Panonia, Renania, y Bretaña.
A través de los monumentos de este tipo que se edificaron abundantemente en época romana, en este periodo final aparecen las primeras representaciones figuradas susceptibles de ser asociadas al mundo religioso de los celtas. Así surge un legado céltico, una literatura cuya fuerza épica corre pareja con la intensidad poética.
5. Religiosidad en el área céltica de la Península Ibérica
Tiene gran afinidad con la de la Galia y en menor grado con la de Germania o Britania. La epigrafía ha documentado trescientas veinte divinidades diferentes. Divinidades infernales son Endovélico y Ataecina, a los que se les vinculaba el jabalí y las cabras respectivamente. En la Farsalia de Lucano (I, 444-446) se canta una tríada de dioses celtas compuesta por Teutates, Escis y Tarannis.
Sacrificios humanos se documentan entre los lusitanos, que vaticinaban sobre las vísceras de sus víctimas, sellaban alianzas con el sacrificio de un hombre y un caballo, aún en el 97 a.C., ya que el cónsul Craso tiene que prohibirlos a los Bletonenses que habitaban en las proximidades de Salamanca.
Las fuentes epigráficas atestiguan sacrificios de animales, mencionándose en la inscripción lusitana de Cabego das Fraguas el sacrificio de un toro, un cerdo, una oveja y un cordero a otras tantas divinidades indígenas de nombre Reve, Laebo, Trebopala y Trebaruna. Animales sagrados en la Hispania indoeuropea son ciervo, caballo, jabalí y toro; un significado funerario tuvo la serpiente, ya que indica culto a la luna, con la simbología lunar acompañada de otros motivos astrales.
De los datos que ahora contamos se deduce tan sólo con claridad la existencia de unas cuantas formas culturales que puedan ordenarse de la forma siguiente:
a) De una divinidad o varias divinidades asimiladas a Ares – Marte.
b) De Númenes de las montañas que fueron identificadas con Júpiter.
c) Diosas Madres.
d) Lugones.
e) Divinidades tópicas o gentilicias cuyo carácter se aclara por su unión con Lares, Genci y Turtela.
f) De un dios o de un grupo de dioses protectores de los caminos y las encrucijadas.
g) De los espíritus de las fuentes y los ríos, asimilados en ocasiones con las ninfas.
h) De las peñas.
i) De los bosques y las plantas.
j) Del Sol y el fuego.
k) De las Sierpes.
l) De una divinidad en forma de cerdo o jabalí.
m) De dioses de la naturaleza indeterminada.
n) De un culto fálico
o) De los muertos.
p) La existencia de prácticas adivinatorias de distintos géneros.
q) Los sacrificios, las ofrendas, y los signos profilácticos.
El dios que debemos considerar como principal y más adorado es el que varios autores griegos y latinos consideran como Ares – Marte. Un detalle interesante es la prohibición de recoger oro de la montaña, salvo si un rayo podía dejarlo al descubierto siendo entonces permitido, considerándose regalo de los dioses. Podía existir esa posibilidad de la sacralización de la montaña, una sola vez aparece asimilado con Marte, un dios montañés, y es en el caso del Marti Tileno y por último el dios Laroco, nos dio a conocer una piedra votiva que se hallaba en la capilla mayor de la iglesia de Curial de Vacas, cerca de Chaves.
En ocasiones, después del nombre de las divinidades, va el de la tribu, Aufaniabus, Axisginesis, otras veces la palabra Dervonae (Dervones) que se explica por la denominación celta de la encina, y otras aún por las palabras bivitae, triviae, grativitae, mostrando su carácter circunstancial de las diosas de las encrucijadas, cualquier personaje divino podía ser y era empleado como protector de un castro o de una colectividad política.
Numerosas lápidas o fuentes en las que aparece el calificativo indígena era costumbre; existencia de bosques sagrados, la voz celta Nemet o Nemeth, semejante al lucus latino entra en el nombre en la composición del nombre de la tribu bracarense o Nemetobriga de los Tibeiros, un marcado culto solar que aún pervive; en algunas tradiciones se detecta la creencia de la inmortalidad del alma.
La forma corriente del enterramiento debía ser la incineración: depositar las cenizas en un hoyo hecho en el suelo, poniendo quizá alguna estela pétrea con algún signo de protección, como posiblemente las halladas en la Citania de Santa Trega.
Existen zonas en las que posiblemente se enterraban de diferente manera. Probablemente las construcciones más grandes se levantaban en época celta, y desempeñaban un papel en el culto de los muertos.
6. Prácticas Adivinatorias
Tanto en las Galias, como en Gallaecia, presentan bastante similitud, era bastante común realizar dichas prácticas en las entrañas de las víctimas de sacrificio, posiblemente por sus últimas convulsiones y estremecimientos. Según Estrabón este era el procedimiento que seguían los galos, se utilizaban cavidades de diversas formas abiertas en las peñas, como la llamada Pía de Mougás situada en la comarca de Oya y provista de un solo recipiente con una inscripción: “Sili (i) Eorini Lacuus Hos(tiis)” o lo que es lo mismo: “pila para las víctimas, o para los sacrificios de Silio Eorino”.
Lacuus o Laciculus: unas se empleaban para recoger la sangre de las víctimas y otras para reformar las entrañas, algunas se usarían para abluciones rituales.
7. Concepción celta de la muerte
Existía un credo al sol como rey de ese otro mundo y de este, y como emblema de poder divino y constancia, como su doctrina central de la inmortalidad del alma. Deidades personificadas como Aesus, Teutates, Lugh, etc., que se concebían como representaciones de las fuerzas naturales o como guardianes de las leyes sociales.
Existe un predominio de una organización sacerdotal, que administraba todo el sistema de enseñanza y literatura religiosa, y secular; se convirtió en el poder soberano social, político y religioso. La organización druídica lo difundió y lo ordenó todo; por último existe un cántico en recuerdo de aquellos hermanos fallecidos, reflejando su conceptualidad del alma:
“Ta se dul as,
Ta se dul as,
Se está desvaneciendo,
Se está desvaneciendo,
Se ha ido nuestro hermano
Se ha ido de su fian
Cuaigh se an cnoc
Cuaigh se an cnoc
Se fue por la colina,
No a los verdes prados
No al mar,
No a las montañas,
No al arroyo,
Leis fanacht,
Leis fanatch,
Decidle que espere
Decidle que espere,
Ta an la imeacht
Ta an imeatch
Que ya termina el día”
Los druidas dieron una doctrina basada en la inmortalidad, una visión del mundo en función de la Naturaleza, una mitología, un ceremonial, y unos ritos funerarios. En este largo camino se producía una serie de transmigraciones del alma, con la peculiaridad de que en uno de estos procesos podía llegar, al cuerpo de un hombre, una mujer o un animal. Esta idea sobre las metamorfosis aparece en varios cuentos y leyendas celtas; esto les proporcionó unas nociones muy valiosas en el conocimiento de la física y la astronomía, que aplicaron a sus calendarios.
El aprendizaje podía durar veinte años, en un proceso que cubría las etapas de preparación y aprendizaje. A lo largo de este tiempo el “aprendiz” era obligado a memorizar millares de versos, en los que se hallaba condensada toda la doctrina druídica.
El problema más delicado de la religión celta es ubicar los lugares de culto, pues no se pueden identificar con seguridad, aunque se conocen características de los lugares celtas de culto, que podían ser santuarios a cielo abierto en forma de recintos cuadrangulares, pilas de sacrificios, manantiales sagrados.
Conocemos ritos funerarios de inhumación e incineración; en las necrópolis se puede observar en todo el mundo céltico el progreso del rito de incineración; las necrópolis de inhumación se hacen más escasas, pero se siguen manteniendo en algunas regiones como demuestran importantes cementerios de fines del s. II a.C. y s. I. a.C. descubiertos en Ornovasso, cerca del lago Masquione, con santuarios del periodo final, de planta circular o cuadrangular, rodeada de una galería. Esta disposición se perpetuó en la Galia, Panonia, Renania, y Bretaña.
A través de los monumentos de este tipo que se edificaron abundantemente en época romana, en este periodo final aparecen las primeras representaciones figuradas susceptibles de ser asociadas al mundo religioso de los celtas. Así surge un legado céltico, una literatura cuya fuerza épica corre pareja con la intensidad poética.
5. Religiosidad en el área céltica de la Península Ibérica
Tiene gran afinidad con la de la Galia y en menor grado con la de Germania o Britania. La epigrafía ha documentado trescientas veinte divinidades diferentes. Divinidades infernales son Endovélico y Ataecina, a los que se les vinculaba el jabalí y las cabras respectivamente. En la Farsalia de Lucano (I, 444-446) se canta una tríada de dioses celtas compuesta por Teutates, Escis y Tarannis.
Sacrificios humanos se documentan entre los lusitanos, que vaticinaban sobre las vísceras de sus víctimas, sellaban alianzas con el sacrificio de un hombre y un caballo, aún en el 97 a.C., ya que el cónsul Craso tiene que prohibirlos a los Bletonenses que habitaban en las proximidades de Salamanca.
Las fuentes epigráficas atestiguan sacrificios de animales, mencionándose en la inscripción lusitana de Cabego das Fraguas el sacrificio de un toro, un cerdo, una oveja y un cordero a otras tantas divinidades indígenas de nombre Reve, Laebo, Trebopala y Trebaruna. Animales sagrados en la Hispania indoeuropea son ciervo, caballo, jabalí y toro; un significado funerario tuvo la serpiente, ya que indica culto a la luna, con la simbología lunar acompañada de otros motivos astrales.
De los datos que ahora contamos se deduce tan sólo con claridad la existencia de unas cuantas formas culturales que puedan ordenarse de la forma siguiente:
a) De una divinidad o varias divinidades asimiladas a Ares – Marte.
b) De Númenes de las montañas que fueron identificadas con Júpiter.
c) Diosas Madres.
d) Lugones.
e) Divinidades tópicas o gentilicias cuyo carácter se aclara por su unión con Lares, Genci y Turtela.
f) De un dios o de un grupo de dioses protectores de los caminos y las encrucijadas.
g) De los espíritus de las fuentes y los ríos, asimilados en ocasiones con las ninfas.
h) De las peñas.
i) De los bosques y las plantas.
j) Del Sol y el fuego.
k) De las Sierpes.
l) De una divinidad en forma de cerdo o jabalí.
m) De dioses de la naturaleza indeterminada.
n) De un culto fálico
o) De los muertos.
p) La existencia de prácticas adivinatorias de distintos géneros.
q) Los sacrificios, las ofrendas, y los signos profilácticos.
El dios que debemos considerar como principal y más adorado es el que varios autores griegos y latinos consideran como Ares – Marte. Un detalle interesante es la prohibición de recoger oro de la montaña, salvo si un rayo podía dejarlo al descubierto siendo entonces permitido, considerándose regalo de los dioses. Podía existir esa posibilidad de la sacralización de la montaña, una sola vez aparece asimilado con Marte, un dios montañés, y es en el caso del Marti Tileno y por último el dios Laroco, nos dio a conocer una piedra votiva que se hallaba en la capilla mayor de la iglesia de Curial de Vacas, cerca de Chaves.
En ocasiones, después del nombre de las divinidades, va el de la tribu, Aufaniabus, Axisginesis, otras veces la palabra Dervonae (Dervones) que se explica por la denominación celta de la encina, y otras aún por las palabras bivitae, triviae, grativitae, mostrando su carácter circunstancial de las diosas de las encrucijadas, cualquier personaje divino podía ser y era empleado como protector de un castro o de una colectividad política.
Numerosas lápidas o fuentes en las que aparece el calificativo indígena era costumbre; existencia de bosques sagrados, la voz celta Nemet o Nemeth, semejante al lucus latino entra en el nombre en la composición del nombre de la tribu bracarense o Nemetobriga de los Tibeiros, un marcado culto solar que aún pervive; en algunas tradiciones se detecta la creencia de la inmortalidad del alma.
La forma corriente del enterramiento debía ser la incineración: depositar las cenizas en un hoyo hecho en el suelo, poniendo quizá alguna estela pétrea con algún signo de protección, como posiblemente las halladas en la Citania de Santa Trega.
Existen zonas en las que posiblemente se enterraban de diferente manera. Probablemente las construcciones más grandes se levantaban en época celta, y desempeñaban un papel en el culto de los muertos.
6. Prácticas Adivinatorias
Tanto en las Galias, como en Gallaecia, presentan bastante similitud, era bastante común realizar dichas prácticas en las entrañas de las víctimas de sacrificio, posiblemente por sus últimas convulsiones y estremecimientos. Según Estrabón este era el procedimiento que seguían los galos, se utilizaban cavidades de diversas formas abiertas en las peñas, como la llamada Pía de Mougás situada en la comarca de Oya y provista de un solo recipiente con una inscripción: “Sili (i) Eorini Lacuus Hos(tiis)” o lo que es lo mismo: “pila para las víctimas, o para los sacrificios de Silio Eorino”.
Lacuus o Laciculus: unas se empleaban para recoger la sangre de las víctimas y otras para reformar las entrañas, algunas se usarían para abluciones rituales.
7. Concepción celta de la muerte
Existía un credo al sol como rey de ese otro mundo y de este, y como emblema de poder divino y constancia, como su doctrina central de la inmortalidad del alma. Deidades personificadas como Aesus, Teutates, Lugh, etc., que se concebían como representaciones de las fuerzas naturales o como guardianes de las leyes sociales.
Existe un predominio de una organización sacerdotal, que administraba todo el sistema de enseñanza y literatura religiosa, y secular; se convirtió en el poder soberano social, político y religioso. La organización druídica lo difundió y lo ordenó todo; por último existe un cántico en recuerdo de aquellos hermanos fallecidos, reflejando su conceptualidad del alma:
“Ta se dul as,
Ta se dul as,
Se está desvaneciendo,
Se está desvaneciendo,
Se ha ido nuestro hermano
Se ha ido de su fian
Cuaigh se an cnoc
Cuaigh se an cnoc
Se fue por la colina,
No a los verdes prados
No al mar,
No a las montañas,
No al arroyo,
Leis fanacht,
Leis fanatch,
Decidle que espere
Decidle que espere,
Ta an la imeacht
Ta an imeatch
Que ya termina el día”
recrear el mundo celta me hace feliz , no sé porque pero sus cosas me gustan su música sus gustos sus rituales hasta su agresividad me parecen fantásticas
ResponderEliminarel blog está genial
cordialmente jhromero
Tuve oportunidad de leer mucho sobre El Pueblo Celta, (tengo un muro, donde los espero,al que administro) les decía que realmente éste artículo es excepcional, estoy encantado con éste sitio,gracias.
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