viernes, 23 de octubre de 2009

HEROES CELTAS: COROCCOTA


Son pocas las fuentes de historiadores antiguos que sobre las Guerras Cántabras nos han llegado y solo uno de éstos historiadores, Dión Casio, nos ha hablado sobre Corocotta.
La Guerra Cántabra como tal comenzó en el año 29 a.C. y duró diez años, hasta el 19 a.C.
Fue para los romanos un enfrentamiento molesto y peligroso. Algunos hechos aparecían ya como inquietantes. En el sur de las Galias, habían tenido lugar sublevaciones de indígenas. Roma no podía mirar impasible estos acontecimientos ni por su prestigio ni por la tranquilidad de sus provincias. Y es el propio emperador Augusto quién dirige, durante dos años, el 26 y el 25 aC., al ejército romano. Dos años infructuosos en los que no logra sus propósitos de triunfo. El frente de guerra incluyó también la zona astur y galaica, ya enteramente sometidos, y pese a ser el frente de Cantabria el más reducido, fue el que más problemas le enfrentó y es por ello que el propio emperador se pone al frente del ejercito, ejercito nada desdeñable ya que, según calcula Adolf Schulten, especialista en la historia de Cantabria, estaba compuesta de siete legiones y de tropas diversas que sumaban alrededor de los setenta mil hombres.
Parece inexplicable que un pueblo, como el cántabro, dividido en tribus, sin unidad política de ningún tipo, pudiera hacer frente a un ejercito organizado.
No se tienen constancia de que existiera un régimen superior capaz de coordinar entre sí las tribus y de dirigir los destinos políticos del pueblo Cántabro. Sin embargo, y como cuenta Schulten: "En la lucha contra Roma, parece que tomaban parte todos los cántabros, que entonces tuvieron un jefe, Corocotta". Esta jefatura, parece ser que solo era asumida en tiempos de guerra porque en tiempos de paz, los cántabros nunca formaban una entidad política y menos bajo la dominación de Roma.
Los cántabros ejecutaban guerra de guerrillas forzando a los ejércitos romanos a una máxima actividad pese a lo cual no lograron vencer la tenaz resistencia de los cántabros. Guerra de guerrillas sobre un terreno que conocían perfectamente y les era propicio. Combatían en rápidas y sorpresivas incursiones, con emboscadas y ataques de gran movilidad y sorpresa que causaban grandes daños a las tropas romanas.
Augusto se vio forzado a poner precio al caudillo principal de los beligerantes cántabros: Cocorotta. Dión Cassio cuenta "Irritóse tanto Augusto al principio contra un tal Corocotta, bandolero español muy poderoso, que hizo pregonar una recompensa de doscientos cincuenta mil sextercios a quien lo apresase"
No se sabe con certeza, se trata solo de una sospecha, que Corocotta fuese cántabro. Pero el hecho de hablar de él durante la guerra de Roma en Iberia, siendo en aquella época la única guerra en España la del Norte, se supone que fue durante las Guerras Cántabras. No obstante, se ignora si el caudillo pertenecía a los cántabros, los más destacados entre los enemigos de Roma, o si era astur ya que este pueblo también participó en la guerras, si bien las crónicas referentes a la presencia del emperador Augusto en la guerra suelen referirse al frente propiamente cántabro, que fue donde actuó personalmente el emperador romano.
Y el mérito de Corocotta está en que bajo su mando se unieron unos clanes sin conciencia de unidad superior, de nacionalidad. Se levantaron al mismo tiempo todas las tribus de Cantabria. Y fue bajo su mando el que fuera Cantabria y no otros pueblos limítrofes, los que constituyeron una infranqueable barrera que, durante diez años, mantuvo a los ejércitos de Roma sin dominar su territorio, obligando a la presencia del propio emperador en su intento frustrado de finalizar la conquista de España. Y fueron estos años no de una continuada guerra, sino que después de una derrota, repuestos con un tiempo de paz o de sumisión , volvían, todos a una, a sublevarse. Y cada dos años volvía a unir a todas sus clanes a enfrentarse al ejercito romano. Y Roma tuvo que enviar a dominar a los sublevados a sus más importantes generales.
No se conocen claramente los límites que abarcaba el mando de Corocotta ni cuando ni como murió, pero, y pese a que los romanos le citan sólo con el nombre de bandido, según era costumbre llamar a los caudillos iberos, y por la forma de hablar de él y el alto precio que pusieron a su cabeza, hacen suponer que no se trataba de un vulgar jefe de tribu, sino más bien de un caudillo, al estilo de Viriato o Vercingetorix.
En cuanto a la comentada recompensa que Augusto ofreció por su cabeza de 250.000 sextercios, cuenta Dión Cassio, que solo hubo un hombre capaz de presentarse a cobrarlo y no fue otro que el mismo Corocotta, que al parecer se presentó espontáneamente al emperador reclamando el pago y este, admirado ante el valor del guerrero, no solo no le hizo ningún daño, sino que además le regaló aquella suma.

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